Las tarjetas recargables prepagadas se promocionan como una alternativa conveniente para personas que no tienen cuenta corriente y la tarjeta de débito que frecuentemente viene con ella. Puedes utilizarlas para hacer compras en cualquier tienda que acepte tales marcas de tarjetas de crédito, para retirar dinero en efectivo de cajeros automáticos participantes, e incluso para pagar cuentas o comprar artículos en línea. Son mucho más fáciles de conseguir que una cuenta corriente bancaria; solo tienes que comprar una en una tienda. Pero mientras que algunas tarjetas son reemplazos creíbles de cuentas bancarias, aseguradas por la FDIC [Corporación Federal de Seguro de Depósitos] y ofrecen fuertes protecciones al consumidor, otras son malas ofertas llenas de trampas costosas. La tarjeta Bluebird de American Express es una de las buenas, según nuestra evaluación previa de 23 tarjetas prepagadas recargables. Puedes agregar dinero por depósito directo de tu sueldo, retirar dinero en efectivo en 24,000 cajeros automáticos de MoneyPass, depositar cheques en forma remota y realizar depósitos en efectivo en Walmart, todo sin tarifa. También puedes revisar tus saldos en forma electrónica y pagar cuentas con cheque de papel o utilizando el pago de cuentas en línea gratuito.

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La tarjeta prepagada Liquid de Chase ofrece beneficios similares, pero puede utilizarse para compras en las 12 a 15 millones de instituciones donde se aceptan tarjetas Visa, más que las meras 3.4 millones que aceptan American Express. Todas esas características son parte de la razón por la que calificamos a Bluebird y Liquid como las mejores entre las tarjetas prepagadas.

Si decides que una tarjeta prepagada es una manera más conveniente de administrar el dinero que gastas, compra con cuidado. Algunas cobran tarifas para recargas o retiros de dinero, o solo por realizar una consulta de saldo, entre otras desventajas. Las tarifas potencialmente más onerosas son las tarifas por "sobregiros", cuando te cobran porque el emisor de la tarjeta te permitió gastar dinero que no estaba en tu cuenta. Pero nuestra mayor preocupación se refleja en un incidente que ocurrió el otoño pasado, cuando los usuarios de RushCard no pudieron acceder a sus fondos por más de una semana. Estas tarjetas no incluyen las mismas protecciones legales que se les otorga a los usuarios de tarjetas de débito vinculadas a cuentas bancarias. Nuevas normas federales, que se esperan para principios de este año, ayudarán a cambiar esto.


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