El llamado “impuesto rosa” en productos de cuidado personal cuesta hasta 48% más, sobre todo para las mujeres
Pasé una semana usando gel de baño, desodorante y máquinas de afeitar para hombres para averiguar si el costo adicional de la versión femenina valía la pena
Por lo general, busco productos de cuidado personal en mi farmacia local que sean “para mujeres”. Durante una semana, usé gel de baño, desodorante y máquinas para afeitar masculinas para averiguar si realmente eran tan diferentes a las de las mujeres. ¿Por qué? Tenía curiosidad sobre el llamado “impuesto rosa”. Le pregunté a algunas personas si habían notado alguna vez diferencias de precio entre los productos que se comercializaban para mujeres y para hombres en las tiendas. Como era de esperar, muchos dijeron que sí. Una compañera mencionó que a menudo notaba que sus chaquetas de trabajo costaban bastante más que las de su marido en la tintorería. Otras dos mencionaron las diferencias que habían notado al comprar abrigos de invierno, tanto en precio como en calidad. Ropa interior, máquinas de afeitar, desodorantes y champú fueron otras de las respuestas que escuché.
¿Qué es el impuesto rosa? (Pink Tax)
Estas diferencias de precios en productos aparentemente idénticos forman parte de lo que se llama el impuesto rosa. No se trata de un impuesto real que se añade al final del recibo como impuesto sobre las ventas. Los productos destinados a las mujeres suelen tener precios más altos que los destinados a los hombres. Para ser justos, a veces los productos son un poco diferentes: empaque rosa en lugar de gris, aroma a talco fresco en lugar de madera de cedro e imágenes de mujeres felices y sonrientes y pétalos de flores en lugar de criaturas marinas de aspecto enojado o nombres como “Pit Boss” [jefe de boxeo] en la etiqueta.
Pero estas diferencias no suelen justificar los distintos precios. Sin embargo, otra parte de este problema del impuesto rosa es un impuesto real. Por ejemplo, en algunos estados, los productos para la menstruación no están exentos de impuestos, aunque deberían estarlo considerando que son productos sanitarios necesarios para el mantenimiento de la salud de la mujer.
Entonces, ¿el impuesto rosa es real o está en nuestras cabezas? La evidencia dice que es real. En 2015, la ciudad de Nueva York publicó el estudio From Cradle to Cane: The Cost of Being a Female Consumer (De la cuna al bastón: El costo de ser una consumidora femenina). En él, los investigadores analizaron 794 productos para averiguar si los productos comercializados para mujeres costaban más que los comercializados para hombres. Sus conclusiones constataron lo que muchas mujeres ya sabían que era cierto: en 30 de 35 categorías de productos, los productos destinados a las mujeres tenían un precio más elevado que los destinados a los hombres. Y en algunos productos la diferencia no era insignificante. Los ocho champús y acondicionadores comercializados para mujeres que se analizaron para este estudio eran un 48% más caros que las ocho versiones para hombres. La diferencia de precio entre las 20 máquinas de afeitar analizadas era del 11%.
En varias ocasiones, los políticos han intentado aprobar leyes federales que prohíben estas diferencias de precios según el género, y CR apoyó la Ley de Derogación del Impuesto Rosa (The Pink Tax Repeal Act) en 2018. Hay muchos otros estudios con hallazgos similares y proyectos de ley que aún buscan abordar el tema (más sobre esto a continuación), pero la forma más fácil de ver las diferencias es caminar por el pasillo de productos de higiene en tu farmacia local. No solo hay notables disparidades de precios, sino que los hombres incluso tienen la opción de comprar un solo producto para prácticamente todas sus necesidades de cuidado corporal. ¿Dónde está el gel de baño, champú, limpiador facial, crema de afeitar y acondicionador todo en uno para mujeres?
¿Valen la pena los productos con impuesto rosa?
Para saber si vale la pena gastar dinero extra en productos femeninos, pasé una semana usando seis productos comercializados para hombres y mujeres. Todas las mañanas me bañaba con un gel de baño para hombres y me aplicaba un desodorante para hombres en una axila y otro para mujeres en la otra. Por la noche, usaba un gel de baño para mujeres y repetía la rutina dual antes de acostarme. Para afeitarme, usé una máquina de afeitar masculla en una pierna y una máquina de afeitar femenina en la otra.
Desodorante: Ambos desodorantes hicieron lo que se suponía que debían hacer: mantenerme con buen olor y sin sudor. No noté más sudoración en una axila que en la otra, y cuando pregunté a los que me rodeaban si notaban algo diferente en mí sin revelar que estaba usando dos desodorantes diferentes, todos dijeron que no. Sin embargo, sí percibí una diferencia en su aroma. El desodorante Secret es ligero, con olor a talco y floral. Las primeras palabras que me vienen a la mente cuando huelo el desodorante Old Spice son medicinal y a especias. El primer día no me importó, pero al tercer día me sorprendí a mí misma poniendo mala cara en el espejo cuando destapaba mi desodorante Old Spice. Estaba harta, porque no estaba acostumbrada a usar este aroma (pero es posible que otros no estén de acuerdo conmigo). Por suerte, aproximadamente una hora después de la aplicación, mi nariz se acostumbró tanto al aroma que ya no lo noté. Si pudiera encontrar una versión sin perfume de este desodorante Old Spice por el mismo precio (un 22.4% menos caro por onza que el desodorante Secret que probé), probablemente no volvería a comprar otro desodorante de mujer.
Gel de baño: La única diferencia notable después de una semana de bañarme con los jabones para cuerpo de ambos sexos fue el aroma. De nuevo, la versión masculina olía a especias pero era agradable. Las ligeras notas florales de la versión femenina me recordaron a mi producto habitual de Method. En cuanto al rendimiento, no hay nada que destacar. Incluso me salté la crema humectante para cuerpo después de bañarme durante la semana para ver si notaba alguna diferencia en la hidratación de mi piel después de cada ducha. No hubo ninguna diferencia. Dado que estos dos productos tenían prácticamente el mismo precio teniendo en cuenta el tamaño de las botellas, lo considero una victoria, tanto para los consumidores como para la marca.
Afeitadoras: Estos dos cartuchos de afeitar no podrían ser más diferentes, aunque son fabricados por la misma empresa matriz, Procter and Gamble. El cartucho de la máquina de afeitar femenina tiene barras de hidratación de aproximadamente media pulgada en la parte superior e inferior. La versión masculina tiene solo una fina barra azul en la parte superior. Dado lo sensible que es mi piel, no me atreví a probarla sin crema de afeitar. Después de afeitarme, revisé mis piernas y no pude notar ninguna diferencia. Ambas se sentían suaves y también me corté en las rodillas con ambas navajas (cosa que siempre me pasa con todas las que he probado). Tampoco hubo diferencia en la velocidad en la que mi vello volvió a crecer.
La Gillette Fusion 5 también viene con una tapa de plástico para cubrir el cartucho entre usos, algo que me gustaría que la máquina Gillette Venus también incluyera. Después de dejarlas un día en la ducha, las barras humectantes de la afeitadora femenina estaban pegajosas y se pegaban al estante donde guardaba ambas afeitadoras. Entonces surgió la pregunta: ¿realmente valía la pena el precio más alto de estas barras acondicionadoras? Creo que no. Sí, permiten que la navaja se deslice por la piel con más suavidad, pero si se disuelven y ensucian la ducha antes de que pueda usarlas por segunda vez, estoy desperdiciando dinero en algo que no estoy aprovechando al máximo.
Al parecer al menos una marca cree que hombres y mujeres usan desodorante por motivos diferentes
Otra diferencia clave entre los dos desodorantes (y prácticamente todos los demás productos para hombres y mujeres que vi en mi farmacia local) eran los eslóganes en las etiquetas. El desodorante Secret dice: "Duro con el sudor, suave con la piel", mientras que Old Spice dice lo que puedo suponer es una frase inspiradora: "Si tu abuelo no lo hubiera usado, tú no existirías". Gracias por esa imagen. Es difícil no notar los diferentes tonos en los mensajes impresos en los productos dirigidos a hombres y mujeres. En este caso, el mensaje es especialmente interesante: las mujeres usan desodorante porque les preocupa el sudor y mantener su piel limpia. Los hombres lo usan para atraer más parejas sexuales. Ninguno de los productos que probé tenía un eslogan tan sugerente como este (y hay que admitir que otras marcas no siguen este camino), pero echa un vistazo a la siguiente tabla para comparar lo que decían.
Productos de diferente género que probé
Nombre del producto | Precio | Tamaño | Eslogan en la etiqueta |
Old Spice Classic Deodorant | $5.79 ($1.78/onzas) | 3.25 onzas | “Si tu abuelo no lo hubiera usado, tú no existirías” |
Secret Shower Fresh Invisible Solid | $5.79 ($2.23/onzas) | 2.6 onzas | “Duro con el sudor, suave con la piel” |
Gillette Fusion 5 Razor | $15.49 | 1 máquina de afeitar y 2 cartuchos | “Lo mejor que un hombre puede conseguir” |
Gillette Venus Comfortglide Coconut Razor | $22.99 | 1 máquina de afeitar y 2 cartuchos | “Enjabona, afeita y exfolia: esto es amor a primera vista” |
Nivea Men Body Wash Maximum Hydration | $6.99 ($0.41/onzas) | 16.9 onzas | “Para una piel de aspecto saludable y una sensación de bienestar” |
Nivea Body Wash Nourishing Botanical Blossom with Nourishing Serum | $7.99 ($0.40/onzas) | 20 onzas | “NIVEA Body Wash enriquecido con Nourishing Serum proporciona una hidratación nutritiva para una piel suave, tersa y de aspecto saludable” |
¿Existe alguna ley que regule el llamado impuesto rosa?
En los Estados Unidos no existen leyes federales que prohíban a las empresas o fabricantes de productos de consumo fijar precios diferentes para los productos y servicios comercializados para hombres y mujeres. Algunos estados tienen leyes que deben impedir la discriminación de precios por razón de género, como California y Nueva York. Sin embargo, las marcas pueden evitarlo añadiendo características a la versión femenina de los productos (como las barras humectantes de las afeitadoras antes mencionadas), para justificar la diferencia de precio. Otros estados tienen leyes que eliminan los impuestos adicionales sobre productos menstruales como tampones y toallas sanitarias. En diciembre, Hawái presentó un proyecto de ley que podría calificar de “práctica comercial ilícita y engañosa” a los fabricantes que fijan el precio de los productos en función del género.
Por qué es importante
La brecha salarial entre hombres y mujeres sigue existiendo hoy en día. Las mujeres, especialmente las de color, ganan menos que sus homólogos masculinos blancos en las mismas funciones, pero tienen que gastar más que los hombres para comprar productos a menudo muy similares. Según datos de la Asociación Americana de Mujeres Universitarias, las mujeres en general ganan alrededor de 84 centavos por cada dólar que gana un hombre blanco no hispano. Las mujeres peor pagadas, las latinas e hispanas, reciben solo 57 centavos por cada dólar. Se mire como se mire, esto no es justo.
Podríamos argumentar que simplemente estamos asumiendo que algunos de estos productos son “para hombres” o “para mujeres”, ya que muchos no lo indican explícitamente en el empaque. Pero si nos fijamos en el texto y las imágenes de las etiquetas, queda claro que no es así. Las afeitadoras que probé no dicen explícitamente que sean para un solo género, pero las imágenes de las personas en la caja son dos mujeres con la afeitadora Gillette Venus y un hombre afeitándose la cara con la Gillette Fusion 5. ¿Deberían tener un precio diferente porque se comercializan para un género y no para el otro? ¿Qué pasa si esos productos funcionan exactamente de la misma manera? ¿Por qué son tan diferentes las afirmaciones de las etiquetas? Personalmente, no necesito un gel de baño rosa para sentirme limpia, ni me importa que mi loción para cuerpo no tenga imágenes de pétalos de flores en la etiqueta.
También tenemos que considerar en qué lugar deja esto a quienes se identifican como de género neutro, fluido o no binario, o que simplemente prefieren no tener que elegir entre un desodorante ultra femenino o ultra masculino. Aunque en otros sectores, como el de la moda, se está produciendo un cambio hacia una mayor inclusión, las estanterías de nuestras farmacias siguen teniendo el mismo aspecto que han tenido durante décadas: rosa por un lado y azul por el otro.