Hace varios años, una profesora de inglés de 55 años me fue remitida por una sospecha de hipertiroidismo. Ella tenía un historial de 2 años de episodios de mareos, nerviosismo, dolores de cabeza, sudoración y palpitaciones, que se los atribuían a ataques de pánico. Los tranquilizantes no le fueron de ayuda, y los ataques (que generalmente se producían antes de las clases) nunca duraban lo suficiente para que la examinaran mientras estaba teniendo uno. Ella también había estado tomando medicamentos para la presión arterial alta durante 5 años.

Para cuando yo la vi, le habían hecho pruebas de la tiroides y salieron normales. Pero su presión arterial alta era de 160/100. La descripción de los así llamados ataques de pánico me recordaron lo que había observado muchas veces en personas con asma después de una inyección de epinefrina (Adrenalina y genérico), hoy en día un tratamiento anticuado para sibilancias asmáticas agudas.

La reminiscencia valió la pena. Una muestra de sangre mostró un nivel de metanefrina (un derivado de la epinefrina) 5 veces superior al límite normal. Una resonancia magnética reveló la fuente de la metanefrina: un tumor en la glándula suprarrenal izquierda. Este feocromocitoma (o pheo) se extirpó y se descubrió que era benigno. Esto normalizó su presión arterial y eliminó los ataques de pánico.

Una causa rara de hipertensión

La gran mayoría de las personas con presión arterial alta padecen de hipertensión primaria o esencial, lo que implica que la causa es desconocida. Del 5 al 10% pueden padecer de hipertensión secundaria, donde la presión arterial alta se debe a una causa definible. (Los tumores Pheo son una causa muy rara).

A diferencia de la hipertensión primaria, la hipertensión secundaria realmente puede ser curable en lugar de simplemente ser controlada. La gran interrogante es si resulta fructífero someter a millones de personas a las pruebas costosas y posiblemente dañinas para encontrar un pequeño número cuya enfermedad es potencialmente curable. Desde el punto de vista de la relación costo eficiencia la respuesta es no, especialmente si la presión arterial es controlada por los medicamentos. Sin embargo, a veces los indicios pueden alertar al médico o al paciente para ser más selectivos en su elección de factores de sospecha.

Otras posibles causas

Una de las causas más comunes de hipertensión secundaria en los adultos mayores es la estenosis de la arteria renal (estrechamiento de una de las dos arterias que alimentan cada riñón). El diagnóstico adecuado y la implantación de una endoprótesis en la arteria pueden curar esta afección, siempre que el proceso no haya demorado demasiado tiempo. Se requiere de una opinión perspicaz para tomar la decisión.

Otra causa es el hiperaldosteronismo primario (la secreción inadecuada de la hormona suprarrenal aldosterona). Originalmente se pensó que el culpable era un tumor suprarrenal, cuya extirpación curaría el bajo nivel de potasio y la alta presión arterial que ocasionaba. Pero se ha descubierto que en ocasiones ambas glándulas suprarrenales se encuentran defectuosas, lo que hace que se prefiera el tratamiento médico con los diuréticos espironolactona o triamtereno a la cirugía.

La enfermedad y el síndrome de Cushing provocan hipertensión, diabetes 2, fragilidad ósea y la propensión a desarrollar hematomas debido a la excesiva secreción de la hormona esteroide cortisol. Esto generalmente se cura mediante la eliminación de la fuente del exceso de cortisol. Sin embargo, debido a que los síntomas son muy comunes, este trastorno eventualmente fatal a menudo elude el diagnóstico por años.

La apnea obstructiva de sueño, a causa de su estimulación del sistema nervioso simpático y la falta episódica de oxígeno durante el sueño, es considerada por muchos como una causa de hipertensión secundaria. El tratamiento de la apnea puede mejorar la presión arterial de la sangre.

Señales de advertencia

No es necesario buscar las causas secundarias y posiblemente curables de la presión arterial alta si tu presión está siendo bien controlada. Considera hablar con tu médico si tienes hipertensión y:

> Tienes menos de 35 años.

> Tu presión arterial no está controlada (más de 130/80) a pesar del uso de hasta 3 medicamentos en dosis adecuadas.

> Tu potasio sérico es bajo o necesitas una prescripción de potasio.

> Tienes un deterioro repentino de la función renal y cambios en la visión.

> Experimentas sudoración, dolores de cabeza, palpitaciones, temblores y ansiedad.

> Padeces de diabetes 2, osteoporosis, propensión a desarrollar hematomas y obesidad abdominal.

Padeces de apnea de sueño.

En cuanto a nuestra profesora de inglés, ahora tiene más de 70 años y continúa teniendo una presión arterial normal, y da sus conferencias sin preocupaciones.


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