vacuna COVID-19

Una parodia de 2006 en "Saturday Night Live" presentaba a Kenan Thompson, el comediante de raza negra, tan receloso de ser atendido por un médico blanco al que no le quería dar ni su dirección ni su número de seguro social. Parecía convencido de que eso causaría que habría camionetas de vigilancia afuera de su casa y le colocarían dispositivos de escucha en sus galletas de las Girl Scouts. Cuando el médico intenta calmar a Thompson con una inyección, él grita: "Yo sé lo que es esto: ¡Tusk-ee-gee, Tusk-ee-gee, Tusk-ee-gee!”.

Era una especie de broma, que llevaba décadas gestándose. Ahora que la humanidad lucha para poner fin a una pandemia mundial, hay una nueva urgencia por resolver los problemas fundamentales que hicieron que la parodia tuviera una resonancia tan inquietante hace más de una década.

El Estudio de Salud Pública de los Estados Unidos en Tuskegee fue un proyecto de investigación del gobierno que ahora es infame por su asombrosa violación de los estándares éticos. Iniciado en 1932, se reclutó a 600 hombres de raza negra, en su mayoría aparceros de la zona rural de Alabama, para seguir el desarrollo de la sífilis, con la promesa de comidas gratuitas y atención médica. 

Pero fueron engañados: los pacientes fueron tratados con un placebo. Al final del estudio, 40 años después, 128 habían muerto de la enfermedad venérea o sus complicaciones, las esposas de 40 de ellos habían sido infectadas y 19 de sus hijos habían nacido con la enfermedad.

El legado de ese engaño ha perdurado y ayudó a moldear las actitudes hacia la pandemia actual, incluido el motivo por el cual es menos probable que los afroamericanos digan que se vacunarán contra el COVID-19, aunque tienen casi 3 veces más probabilidades que los blancos de morir a causa de esta enfermedad.

La confianza de los estadounidenses en la vacuna ha crecido de manera constante, según las encuestas mensuales representativas a nivel nacional realizadas entre octubre de 2020 y enero de 2021 de Consumer Reports (PDF). Pero a principios de este año, el 42% de los afroamericanos que aún no se han vacunado contra la COVID-19 dijeron que no era muy probable o nada probable que se vacunen, en comparación con el 33% de los hispanos y el 31% de raza blanca.

“COVID nos ha permitido aprovechar esta oportunidad para reducir la velocidad y hacer que la atención se centre en el paciente. Esta es una oportunidad para que la medicina tenga un nuevo inicio".

MAYSA AKBAR, PHD

PSICÓLOGA CLÍNICA, FACULTAD DE MEDICINA DE YALE

La encuesta de CR también sugiere que, es menos probable que las mujeres y los jóvenes de raza negra que aún no se han vacunado reciban la vacuna. Esta encuesta encontró que solo el 46% de las personas de raza negra de entre 18 y 44 años dijo que tenía alguna probabilidad de vacunarse, en comparación con el 80% de las personas mayores de 60 años. Y 48% de las mujeres de raza negra dijeron que no era muy probable o nada probable que recibieran la vacuna, en comparación con 35% de los hombres.

Esos hallazgos se reflejan en otras encuestas recientes, incluyendo la de la Fundación Nacional para Enfermedades Infecciosas.

Pero donde algunos solo ven barreras, otros reconocen una posibilidad de cambio. “COVID nos ha permitido aprovechar esta oportunidad para reducir la velocidad y lograr una atención centrada en el paciente”, dice Maysa Akbar, PhD, profesora clínica asistente de psicología en la Facultad de Medicina de Yale y autora de “Urban Trauma: A Legacy of Racism" (Publish Your Purpose Press, 2017). "Esta es una oportunidad para que la medicina tenga un nuevo inicio".

Ese nuevo inicio está tomando muchas formas, desde órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Biden para establecer un Grupo de Trabajo de Equidad en Salud COVID-19 hasta programas de tutoría para estudiantes de medicina de raza negra y esfuerzos a nivel comunitario.

Más estadounidenses de raza negra dicen que es poco probable que se vacunen
Fuente: encuesta representativa a nivel nacional de CR de 2223 adultos estadounidenses realizada del 7 al 19 de enero de 2021. Los porcentajes hacen referencia a estadounidenses que aún no han recibido la vacuna contra la COVID-19 y dicen que "no es muy probable" o "no es nada probable" que se vacunen cuando haya una vacuna disponible para ellos.

Por ejemplo, en abril pasado, una médica de raza negra de Philadelphia llamada Ala Sanford organizó a algunos de sus colegas para ofrecer pruebas gratuitas de COVID-19 en iglesias y centros comunitarios en algunos de los vecindarios más pobres de la ciudad. Y así nació  Black Doctors COVID19 Consortium. Hasta febrero, los médicos del consorcio habían examinado a 23,000 personas, siendo actualmente 32 mil.  Sobre la base de los lazos de confianza creados por las pruebas sin barreras, el grupo comenzó a distribuir la vacuna COVID-19 en febrero.

Ese nivel de atención y consideración contradice la narrativa de desconfianza médica que representó Tuskegee.

"No es solo la historia, es la realidad que se vive todos los días, el racismo que la gente experimenta lo que hace que exista esta renuencia".

SUSAN REVERBY, PHD

HISTORIADORA MÉDICA, WELLESLEY COLLEGE

La información precisa de fuentes confiables puede ser otro antídoto para las dudas sobre la vacunación, dice James Dickerson, PhD, director científico de Consumer Reports. “Como científico, tiendo a ser más cauteloso con todo”, dice. "Y el hecho es que el desarrollo de estas vacunas fue el más acelerado en la historia del planeta, lo que da lugar a interrogantes". Pero, Dickerson dice, la investigación sobre la seguridad y eficacia de la vacuna es convincente y muestra que es "eficaz en todas las comunidades".

Reconociendo la desconfianza profundamente arraigada

Que la reticencia de las personas de raza negra a vacunarse es una consecuencia de Tuskegee es indiscutible, dice Susan Reverby, PhD, historiadora de la atención médica estadounidense en Wellesley College y autora de “Examining Tuskegee: The Infamous Syphilis Study and its Legacy” (University of North Carolina Press, 2013).

Pero cree que se ha convertido en un "símbolo condensado" del racismo y la desconfianza en la medicina que tiene sus raíces en experiencias que se extienden hasta nuestros días.

"No es solo la historia, es la realidad que se vive todos los días, el racismo que la gente experimenta es lo que hace que exista esta renuencia", dice Reverby. Se trata de "lo que te sucedió a lo largo de tu vida o lo que le sucedió la semana pasada a tu abuela cuando fue a la sala de emergencias lo que realmente importa".

Una foto de la década de 1950 de un médico extrayendo sangre de un participante del Estudio de Sífilis de Tuskegee.
Photo: ARCHIVOS NACIONALES

Otros coinciden. “Existe una línea directa entre la desconfianza presente antes de la pandemia y el tipo de duda sobre las vacunas que se está reportando ahora”, dice John Dovidio, PhD, profesor de psicología y salud clínica en la Universidad de Yale. “Si recibo maltrato de los blancos y las principales instituciones de blancos, la policía y en otros lugares, debo esperar lo mismo de la medicina”, dice.

Incluso el alcalde de New York, Bill de Blasio, dijo que las cuestiones de confianza estaban en el centro de las tasas relativamente bajas de neoyorquinos negros que recibían las vacunas.

A medida que la nación busca maximizar la vacunación contra la COVID-19 para acelerar el fin de la pandemia, la necesidad de abordar los aspectos de nuestro sistema de salud y nuestra historia que han contribuido a la desconfianza permanente, coinciden los expertos, es imperativa. Si bien parte de ese trabajo ha comenzado, con resultados desiguales y con éxitos notables, todavía queda mucho por hacer, incluso en las 3 áreas siguientes.

Ampliar el acceso a la atención médica

Casi no hace falta decir: Para tener fe en los consejos que te brindan tus médicos, debes creer por experiencia que ellos tienen en mente tus mejores intereses. Pero para muchos afroamericanos, esos lazos fundamentales de confianza no se establecen tan fácilmente, al menos en parte porque, en comparación con los blancos, menos cuentan con seguro y tienen menos acceso a la atención médica en primer lugar, dice Reverby de Wellesley College.

Incluso en marzo de 2020, antes de que la pandemia causara una pérdida masiva de empleos y seguros, las diferencias en las tasas de personas sin seguro eran sorprendentes. Mientras que el 6.2% de los blancos no tenía seguro, el 9.6% de los negros no estaba asegurado, según la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense de la Oficina del Censo de Estados Unidos.

También existen barreras además de la falta de seguro, incluyendo el transporte inconveniente o poco confiable y el hecho de que "los recursos de atención médica son más frecuentes en las comunidades donde las personas están bien aseguradas", según un informe de 2020 de la Oficina de Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud. Y algunos informes muestran que en algunas partes del país, los sitios de vacunación tienden a estar ubicados en comunidades de blancos, no de personas de raza negra o latina.

La parodia de la "AMA" de 2006 en "SNL" presenta a Kenan Thompson como un paciente que invoca a Tuskegee en protesta por el tratamiento médico.
Photo: NBC

Debido a que el acceso a la atención será fundamental para una campaña de vacunación exitosa, la administración Biden se ha comprometido a construir nuevas instalaciones médicas y clínicas móviles temporales en comunidades desatendidas y contratar a 100,000 trabajadores de salud pública.

El acercamiento es una parte importante del plan. El 21 de enero, el presidente Biden firmó una orden ejecutiva que establece el Grupo de Trabajo de Equidad en Salud COVID-19 que, entre otras tareas, se encargará de crear "comunicación, mensajes y alcance culturalmente alineados a las comunidades de color y otras poblaciones desatendidas", según el texto de la orden.

Algunas municipalidades están haciendo su propio acercamiento. En Detroit, una ciudad con casi 80% de población negra, solo el 3% de los residentes había recibido una vacuna para el 28 de enero, en comparación con una tasa de vacunación del 8% en todo el estado. El alcalde de la ciudad, Mike Duggan, dice que ha aceptado ofertas de empresas que buscan proporcionar transporte gratuito a los sitios de vacunación, abrió más citas de vacunación y contrató a 80 operadores para programarlas, todo en un esfuerzo por llevar la vacuna a más habitantes de Detroit.

Ampliar el número de proveedores de color

La falta de diversidad entre los médicos también puede sustentar la desconfianza que sienten las personas de color sobre la búsqueda de atención médica. Las personas de raza negra comprenden el 13.4% de la población de los Estados Unidos, pero solo el 5% de los médicos, según la Asociación de Facultades de Medicina de Estados Unidos.

Sin embargo, existe evidencia de que, entre las personas de raza negra, compartir un origen racial o cultural con un médico puede promover la comunicación y la confianza, y conducir a una mayor disposición a participar en conductas de salud preventiva, como vacunarse.

Mejorar esas proporciones podría tener un impacto positivo en la salud, sugiere un estudio de 2018 de la Oficina Nacional de Investigación Económica. En un experimento, investigadores asignaron al azar a pacientes negros a médicos negros o no negros para ver si tener un médico de su raza afectaba las decisiones de los pacientes sobre la atención preventiva. Encontraron que "los hombres negros atendidos por médicos negros participaban más y aceptaban servicios preventivos más invasivos que los pacientes atendidos por médicos no negros".

“La respuesta sistémica... descubrir cómo retener a más personas, así como incorporar más [médicos negros] a la fuerza laboral para que los resultados comiencen a cambiar en la dirección positiva".

ITALO BROWN, MD

Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford

 

La falta de representación negra entre los médicos es una acusación del sistema médico "basado en racismo", dice Italo Brown, MD, instructor clínico de medicina de emergencia social en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, quien dice que él mismo ya ha sido vacunado.

Describe lo que él llama una "tubería con fugas" en la que muchas personas de raza negra en la escuela de medicina abandonan debido a entornos de capacitación abiertamente hostiles, apoyo financiero inadecuado y falta de alcance y tutoría.

"La respuesta sistémica a eso sería analizar estas brechas dmanera crítica, descubrir cómo retener a más personas, así como incorporar más [médicos negros] a la fuerza laboral para que los resultados comiencen a cambiar en la dirección positiva".

La pandemia mundial en curso puede estar impulsando a más personas, incluyendo más personas de color, a la profesión médica. El año pasado, la cantidad de estudiantes negros de medicina de primer año aumentó en un 10.5%, y las solicitudes para el año 2021 son aún mayores, según la Asociación de Colegios Médicos de Estados Unidos.

Confrontar el sesgo de confirmación

Convencer a personas de raza negra escépticas de que se vacunen también implica superar sus prejuicios, derivados de la historia y la experiencia personal, que los predisponen a desconfiar del gobierno y del sistema médico.

Estos sesgos pueden llevar a algunos a interpretar información nueva, incluso información falsa, como apoyo de una creencia ya sostenida, un fenómeno conocido como sesgo de confirmación, dice Akbar, profesor de psicología de Yale. En el contexto de la vacuna contra el coronavirus, dice que el sesgo de confirmación puede llevar a algunos a "buscar teorías de conspiración y encontrar consuelo y comunidad en personas con ideas afines", y concluir que la vacuna, que los estudios han demostrado que es segura, es lo contrario.

Desmitificar la información sobre la pandemia es uno de los objetivos del sitio web de la Red de Prevención de COVID-19, creado por los Institutos Nacionales de Salud. Al proporcionar información sobre la ciencia detrás de las vacunas y responder preguntas, como “¿unirse a una vacuna COVID-19 o un estudio de anticuerpos es como ser un conejillo de indias?”. La red utiliza un modelo de participación para difundir la conciencia y detener la renuencia.

Sandra Lindsay, enfermera del Centro Médico Judío de Long Island, es una de las primeras personas en ser inoculadas con la vacuna contra la COVID-19.

De manera similar, algunos estados están tratando de incursionar en las comunidades de color para disipar la desconfianza. En Nueva York, por ejemplo, el Grupo de Trabajo de Equidad en Vacunas está involucrando a las iglesias, viviendas públicas y centros comunitarios de personas de raza negra para llevar a cabo una campaña de educación pública dirigida a las comunidades negras y latinas con la esperanza de romper la resistencia a la vacunación.   

Reconocer e involucrar a las comunidades de color a través de campañas de divulgación y en los medios de comunicación dirigidas con instituciones y voces confiables puede ayudar a disipar los recelos sobre la vacuna y proporcionar contraargumentos a los rumores infundados sobre ellas, cree Akbar. "Equipar a las personas con información para que tomen decisiones informadas puede ser la mejor herramienta contra las dudas sobre las vacunas".

 

Nota del editor: Este artículo publicado originalmente el 6 de febrero de 2021, fue actualizado para incluir más datos de la encuesta de Consumer Reports.