¿Pueden enfermarte tus medicamentos?
Los efectos secundarios de los medicamentos pueden ser más graves de lo que imaginas, pero algunas medidas inteligentes te pueden ayudar a protegerte
Te has acomodado para ver tu programa de televisión favorito cuando aparece un anuncio de un medicamento de venta con receta. Incluye una larga lista de posibles efectos secundarios: tos, problemas para tragar, mareos, calambres musculares, diarrea, ampollas en la piel. Es posible que hayas visto anuncios de otros medicamentos en los que se menciona la posibilidad de efectos más graves, como insuficiencia hepática o renal, coágulos sanguíneos o cáncer.
En la última década, los adultos mayores estadounidenses buscaron atención médica más de 35 millones de veces por efectos secundarios de los medicamentos, y más de 2 millones fueron hospitalizados. En 2018, los efectos graves (a menudo llamados eventos adversos relacionados con medicamentos, o ADE [por sus siglas en inglés]) provocaron aproximadamente 9,000 muertes en los Estados Unidos, según el Instituto Lown, una organización sin fines de lucro que se centra en mejorar la atención médica.
Los efectos secundarios son ciertamente una preocupación. Sin embargo, puede resultar difícil determinar hasta qué punto son frecuentes los casos de los que se habla en los anuncios, o si es probable que tú los sufras. A continuación, analizamos esto de cerca.
¿Qué significan esos anuncios de medicamentos?
Los efectos secundarios aparecen en todos los anuncios de medicamentos porque el gobierno exige a las empresas farmacéuticas que sean transparentes sobre los posibles problemas. Los anuncios impresos deben enumerar todos los posibles efectos secundarios graves de un medicamento, y otros que se producen con frecuencia, pero son menos problemáticos.
Los anuncios solo deben incluir los riesgos más importantes, siempre que indiquen dónde obtener la información de prescripción completa del medicamento, que incluye una lista completa de los efectos secundarios y la frecuencia de cada uno de ellos.
"Puede asustar oír todos los efectos secundarios que se enumeran en un anuncio", dice el doctor Scott Kaiser, director de Salud Cognitiva Geriátrica del Instituto de Neurociencia del Pacífico del Centro de Salud Providence Saint John de Santa Monica en California. "Y aunque es importante estar lo más informado y comprometido posible, los pacientes no deben vivir de lo que oyen en un anuncio o leen en el prospecto". (El prospecto que viene con la receta contiene todos los efectos secundarios del medicamento y una gran cantidad de información adicional). "El hecho de que exista la posibilidad de un efecto secundario no significa que vaya a producirse", afirma Kaiser.
En algunos casos, sobre todo con las estatinas para el colesterol, el efecto nocebo (cuando las personas experimentan efectos secundarios como dolor muscular porque así lo esperan) pueden incluso desempeñar un papel. En general, entre el 85 % y el 90 % de los consumidores de estatinas afirman no tener efectos secundarios, según el Colegio Americano de Cardiología. Sin embargo, los estudios han revelado que la frecuencia e intensidad de los dolores musculares reportados era la misma tanto si los participantes del estudio tomaban un placebo como si tomaban una estatina de verdad.
¿Por qué es importante la edad?
Aun así, a medida que envejecemos, es importante prestar atención a los efectos secundarios, sobre todo cuando empezamos a tomar un medicamento o nos cambian la dosis.
Las investigaciones sugieren que los adultos mayores son más propensos a experimentar efectos secundarios con mayor intensidad. Por ejemplo, una dosis de un medicamento para la hipertensión que tomabas sin problemas a los 40 o 50 años puede bajar ahora demasiado tu presión arterial, provocándote mareos y propensión a las caídas. Esto se debe a que, con el paso de los años, el hígado y los riñones se vuelven menos eficaces para metabolizar y eliminar los medicamentos del organismo, afirma Chad Worz, PharmD, director ejecutivo de la Sociedad Estadounidense de Farmacéuticos Consultores.
Cuantos más medicamentos tomes, más probabilidades tendrás de sufrir efectos secundarios. (El Instituto Lown ha encontrado que más del 40 % de los adultos mayores consumen al menos 5 medicamentos recetados al mes, y casi el 20 % toman al menos 10 medicinas). Tomar varios medicamentos con regularidad también puede conducir a una "cascada de prescripción", dice Sharon See, PharmD, profesora adjunta en el Departamento Brookdale de Geriatría y Medicina Paliativa de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai en New York, cuando necesitas aún más medicamentos para hacer frente a los efectos secundarios adicionales.
Cómo evitar problemas
En primer lugar, pregunta a tu médico si las estrategias de estilo de vida, como un cambio en la dieta, el ejercicio o las técnicas de control del estrés, podrían ser tan eficaces como añadir un fármaco.
¿No es una opción? Antes de plantearte un nuevo medicamento, repasa con tu médico los fármacos que tomas actualmente. "Es especialmente importante que las personas que toman 5 o más medicamentos revisen todos los medicamentos (incluidos los de venta libre y los suplementos) con su médico para asegurarse de que los fármacos siguen siendo necesarios, las dosis son adecuadas y un nuevo medicamento no interactuará con los demás", dice Paula Rochon, MD, MPH, directora del Laboratorio de Edad de la Mujer del Hospital Universitario de la Mujer de la Universidad de Toronto.
Además, pide a tu médico o farmacéutico que te informe sobre los efectos secundarios más frecuentes y comunícale cualquier reacción inusual que hayas tenido en el pasado. Y pregunta cuál puede ser la dosis mínima eficaz para ti. Los adultos mayores "necesitan dosis más bajas para obtener los mismos efectos que cuando eran más jóvenes", afirma Worz.
Cómo lidiar con los efectos secundarios de los medicamentos
Si experimentas algún efecto secundario, comunícaselo rápido a tu médico. No dejes de tomar el medicamento a menos que el médico te lo aconseje; dejarlo de repente puede ser perjudicial, dice Gina Ayers, PharmD, especialista en farmacia clínica geriátrica del Centro de Medicina Geriátrica de la Clínica Cleveland.
Para problemas menores, como malestar estomacal, darle un poco de tiempo puede ayudar. La mayoría de los médicos aconsejan seguir con la medicación durante un par de semanas para ver si disminuyen los efectos secundarios, dice Ayers.
Lee el prospecto y la etiqueta para obtener información y pregunta a tu médico qué puede ayudarte. Por ejemplo, tomar algunos fármacos con comida puede frenar el efecto secundario de las náuseas; un fármaco que da sueño durante el día puede tomarse por la noche y masticar chicle sin azúcar puede funcionar para la sequedad de la boca.
Si al cabo de unas semanas sigues sufriendo efectos secundarios, pregunta a tu médico si puede reducirte la dosis o recetarte otro medicamento. Es posible que otro medicamento no te cause los mismos efectos secundarios. ¿Todavía no es suficiente? Pídele a tu médico que te ayude a sopesar los riesgos de vivir con los efectos secundarios de un medicamento y los beneficios que te aporta.
Para saber más sobre los medicamentos que solo debes usar durante un corto tiempo, visita CR.org/stopmed.
Cuando interfieren las alergias
Según la Academia Americana de Alergias, Asma e Inmunología, hasta el 10 % de las reacciones negativas a los medicamentos se deben a una alergia. Entre los culpables más comunes se encuentran los analgésicos de venta sin receta, como el ibuprofeno, así como los antibióticos, anticonvulsivos, anticuerpos monoclonales y fármacos de quimioterapia.
Los síntomas de una reacción alérgica pueden incluir erupciones y picazón, tos, náuseas, vómitos y diarrea. La mayoría son leves y no peligrosos, al menos cuando empiezas a tomar un medicamento.
Sin embargo, "las verdaderas reacciones alérgicas se agravan con cada exposición", afirma Worz.
Por eso, si al empezar a tomar un nuevo medicamento tienes una reacción alérgica leve, es aconsejable que se lo comuniques a tu médico lo antes posible. Y si tienes problemas para respirar o se te hincha la garganta o la cara, busca ayuda médica inmediata, por ejemplo, llamando al 911.
Ten especial cuidado con ciertos fármacos
Algunos fármacos suelen provocar más efectos secundarios que otros. Colabora estrechamente con tu médico (avísale enseguida si crees que estás teniendo efectos secundarios) y hazte un monitoreo adecuado si estás usando:
Anticoagulantes (diluyentes de la sangre) como warfarina, apixabán (Eliquis) y rivaroxabán (Xarelto), insulina y clopidogrel (un fármaco antiagregante plaquetario). Según un estudio publicado en 2021, estos fármacos se asocian con mayor frecuencia a visitas a urgencias por daños relacionados con la medicación en adultos mayores. Por ejemplo, algunos anticoagulantes aumentan los riesgos de hemorragia; la insulina puede reducir demasiado el nivel de azúcar en sangre en los adultos mayores; y los antiagregantes plaquetarios pueden aumentar los riesgos de hemorragia y mareo. Nota: tomar anticoagulantes junto con ibuprofeno o naproxeno puede aumentar aún más el riesgo de hemorragia, afirma Ayers. (Por sí solos, estos analgésicos de venta libre pueden provocar hemorragias internas y elevar la presión arterial, así que utilízalos con cuidado).
En general, los adultos mayores deben evitar lo siguiente, dice Ayers:
Benzodiacepinas como el diazepam (Valium) y el alprazolam (Xanax), y somníferos como el zolpidem (Ambien). Todos pueden aumentar el riesgo de caídas.
Anticolinérgicos como la amitriptilina (Elavil) y la imipramina (Tofranil), fármacos para la incontinencia como la tolterodina (Detrol) y medicamentos de venta libre como la difenhidramina (Benadryl) y la ranitidina (Zantac). Pueden causar confusión, visión borrosa, estreñimiento, problemas urinarios y sequedad de boca.
Los opioides se asocian a mareos, somnolencia, estreñimiento y respiración lenta.
Nota del Editor: Este artículo también apareció en la edición de marzo de 2023 de Consumer Reports On Health.